domingo, abril 25, 2010

El mundo de ayer por Stefan Zweig


Si busco una fómula práctica para definir la época de antes de la Primera Guerra Mundial, la época en que crecí y me crié, confío en haber encontrado la más concisa al decir que fue la edad de oro de la seguridad. Todo en nuestra monarquía austríaca casi milenaria parecía asentarse sobre el fundamento de la duración, y el propio Estado parecía la garantía suprema de esta estabilidad. Los derechos que otorgan a sus ciudadanos estaban garantizados por el Parlamento, representación del pueblo libremente elegida, y todos los deberes estaban exactamente delimitados. Nuestra moneda, la corona austríaca, circulaba en relucientes piezas de oro y garantizaba así su invariabilidad. Todo el mundo sabía cuanto tenía o cuánto le correspondía, qué le estaba permitido y qué prohibido. Todo tenía su norma, su medida y su peso determinados. Quien poseía una fortuna podía calcular exactamente el interés que le produciría al año; el funcionario o el militar, por su lado, con toda seguridad podía encontrar en el calendario el año en que ascendería o se jubilaría. Cada familia tenía un presupuesto fijo, sabía cuánto tenía que gastar en vivienda y comida, en las vacaciones de verano y en la ostentación y, además, sin falta reservaba cuidadosamente una pequeña cantidad para imprevistos, enfermedades, médicos.


Sólo he leído este libro de este autor, pero se que no va a ser el último. Me ha encantado que me lo hayan dejado como el primer libro que tenía que leer de Zweig, a partir de ahora cuando vuelva a tener un relato de Stefan siempre me acordaré de él y de este libro, que más o menos viene a ser la historia de su vida. En la que nos relata un sin fin de acontecimientos, catástrofes y pruebas. Es una lectura para leer de una manera sosegada donde a través de sus vivencias te das cuenta de como era Europa en aquella época y como y por qué se iniciaron las dos grandes guerras.

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